Solución al problema: Constituyente Libertad de Expresión & Terrorismo mediático


Comunicadora Elizabeth Materano, miembro del Consejo Bolivariano de Medios Alternativos del estado Trujillo.

Por: Elizabeth Matherano

No hay ningún pretexto que justifique la actividad terrorista que desarrollan segundo a segundo los enemigos políticos de la revolución venezolana, internos y externos.
Denuncian violaciones a este derecho fundamental mientras despliegan, principalmente en las redes sociales, información falseada y manipulada que busca generar angustias, zozobra, en la población, terror en aquellos que no se detienen a verificar lo que les llega por vía de textos, wassap, correos electrónicos, twiter y todo formato de comunicacional digital, hoy tan de moda.
La comunicación pasó de ser un hecho social, enmarcado en una relación comunicacional con personas, a convertirse en un “arma”. Un arma de guerra para los enemigos; un vehículo con múltiples formatos hoy para lanzar persistentemente misiles cargados de odio y violencia contra la psique del venezolano y de ciudadanos de otros países que igual reciben las elaboradas “noticias” que venden a Venezuela como un país en crisis, a punto de un estallido social, que según ellos es “fase” que justifica una intervención. Y un arma de paz para quienes intentamos neutralizarlos.
“No hay libertad de expresión en Venezuela”, mienten comunicadores y medios de comunicación nacionales e internacionales, y lo gritan a todos los vientos y por todos las vías, en un país donde según sus criterios no hay libertad para decirlo.
Empresas, grandes empresas, han asumido a la comunicación como su producto en oferta, mutados a conspiradores en la búsqueda de materializar por todas las vías posibles, la desestabilización del gobierno Bolivariano, que ha sido vencedor en diez y ocho oportunidades, por vía democrática, vía que nunca ha abandonado. Pero tarde o temprano deberán ser juzgados por estas acciones de alta conspiración contra un Pueblo, contra las instituciones y contra la Constitución venezolana.
Convocada una ANC, convocatoria por demás legitima, legal y apoyada ya como hemos evidenciado por la mayoría del Pueblo, se presenta una gran oportunidad a las y los comunicadores del país para debatir y construir propuestas ante esta ANC, que puedan delinear un revisión a este derecho constitucional a la libertad de expresión, de manera termine donde comienza el derecho de todo ciudadano de recibir información veraz, con indicación de fuente, con identificación del “constructor” del mensaje. No hay razón para que si se está difundiendo una verdad, el informante se “encapuche”. Una ocasión y un escenario para aportar desde el seno del pueblo comunicador, en un momento histórico cuando libramos una guerra mediática brutal.
El artículo 57 de la CRBV expresamente consagra: “Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado
No se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa”.

Estos términos parecen no ser suficientes hoy, cuando nos alcanzó la tecnología y el ciber espacio se ha abierto a cualquier cantidad de aberraciones y excesos; la violencia se inocula por esas vías; no deja tiempo para la verificación; el receptor de la información no se comunica, solo recibe y reacciona, a mensajes finamente elaborados con el fin único de destruir; destruir la mente, los sentidos, la sensibilidad humana incluso. Hay que ponerle el “cascabel al gato” y adecuar esta garantía constitucional a las nuevas realidades del proceso comunicacional.
Relacionado: artículo 61: “Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y a manifestarla, salvo que su práctica afecte la personalidad o constituya delito”. Tampoco parece suficiente, aun y cuando refiere conductas delictuales, lo cual habrá que revisarlo y estudiarlo de la mano con la normativa penal.
Hoy se ha instaurado en Venezuela el terrorismo mediático. Hay siembra del terror con el fin de coaccionar nuestra sociedad. Hay saqueo de la paz y la tranquilidad del pueblo; hay inoculación de odio y temor al mensaje posicionado (si no cae el gobierno la “crisis” empeorará). Hay delito continuado y conexo. Y es que el terrorismo como conducta delictiva no es sólo el que se engendra con actos materiales de violencia física y material, como la que también han implantado los operadores de la oposición; es también el ataque a la Paz interior, a la Paz emocional, a la Paz espiritual.
Al calor de los debates que con extraordinaria inmediatez ha generado la tan oportuna y decidida convocatoria hecha por el Presidente Nicolás Maduro, es preciso proponer las modificaciones a la garantía constitucional de la libertad de expresión y a los principios fundamentales que rigen actualmente el tema comunicacional.
Debemos ponerle freno al “libertinaje” de expresión y al terrorismo mediático. La Paz y la tranquilidad del pueblo venezolano lo merecen. ¡Tenemos el “cascabel” en la mano!.

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