PSIQUE Y SOCIEDAD Y LA GRAN MENTIRA

Por Kenia Kalí.

La era de la “post-verdad”
Estamos viviendo momentos en los cuales la verdad “objetiva” ha dejado de importar, aunque podríamos tener una larga discusión sobre si realmente alguna vez esta ha existido como se ilustra en la caverna de Platón. Si algo es cierto o no, hoy en día es lo que menos tiene significado. Es la era de la “post-verdad” (proveniente del inglés post-truth) también llamada la “mentira emotiva”, término acuñado para definir una estrategia mediante la cual se trata de moldear la opinión pública no a través de hechos comprobables, sino apelando a sus emociones y sus creencias. Desde hace muchos años el hombre ha hecho el intento científico de definir los hechos observables, sin embargo, nos encontramos que cada vez es más complejo demostrar que esto pueda ser posible. Lo que vemos, lo que vivimos no es más que una realidad relativa y mediatizada por nuestras experiencias, pero especialmente por los medios de comunicación y la tecnología basados en el manejo de la percepción. La mayoría toma como “noticia” la interpretación que se hace sobre un hecho determinado que haya ocurrido o no, lo que lo valida es su aparición en las pantallas, en las declaraciones de un vocero o de un actor político-social o que se repita en cadena por varios usuarios.

No se trata solo de un estilo comunicativo, si no de un régimen adoptado por el sistema para ejercer un fuerte control social por eso es vital estar atento a las formas sutiles de manipulación de las que se es víctima para enfrentarlas. Nos encontramos frente al fenómeno de que algo que aparenta ser verdad es más importante que la verdad misma, lo que también nos lleva a pensar en el concepto de “hiperrealidad” donde la representación termina por confundirse con el objeto que representa.

Vivimos en una sociedad donde casi todo es un engaño y los ciudadanos lo ven como algo “normal” mientras satisfaga sus emociones e ideas preconcebidas. ¿Conformismo, alienación, desidia, negligencia, decadencia? La psicología ha tratado de dar algunas explicaciones a través de la “disonancia cognitiva” que es ese estado de tensión y conflicto interno que sentimos cuando la realidad choca con nuestras creencias, sin embargo, si usted no permanece alerta y trata de enfrentar esta situación seguirá preso de una gran industria de masas. El género de ciencia ficción suele mostrar denuncias sobre estos temas. Series como “Black Mirror” se acercan de manera genial a estas tendencias o documentales como “hypernormalisation” nos hacen reflexionar sobre este tema tan controversial.

Vivimos una época de exceso de información, donde la marea de datos nos desborda, especialmente en las redes sociales, donde todos pasaron a ser “periodistas” virtuales sin ningún criterio de discriminación. Cada quien tiene en sus manos un arma sin estar concientes de ello. Todo el mundo comparte lo que cree es su “verdad” cuando solo se trata de su pequeña “burbuja” que además pasa por ser consensuada y convalidada a nivel grupal. Lo realmente cierto es que todo es subjetivo, solo vemos las partes que queremos ver y que nos convienen o que están acordes con nuestros intereses. Vemos todo desde nuestra percepción, con nuestros sesgos y prejuicios. La verdad ha sido siempre una ilusión, solo es una herramienta de poder de la cual todos han querido adueñarse desde la iglesia hasta los grupos económicos para ser usada para generar simpatía, En las redes encontramos así los filtros de información que solo te presentan lo que ellos quieren que veas. Recibimos una versión del mundo basada en algoritmos. Vivimos adormecidos y no nos atrevemos a enfrentar lo que hay más allá y desafiar lo que creemos, es necesario abrir la mente y atreverse a salir de la “burbuja”.

Aspectos importantes a tomar en cuenta a la hora de estar frente a ciertas “noticias”:
-Reconozca la fuente y su confiabilidad: asegúrese de dónde proviene la información que está compartiendo.
-Ya no se trata solo de hacerse las tradicionales preguntas que solíamos hacernos frente a una noticia: qué, cómo, cuándo, dónde o por qué, sino de preguntarse qué desean los emisores de esa información que usted sienta o piense al respecto.
-No comparta información falsa o de dudosa fuente.
-Aclare cualquier rumor que llegue a sus redes y no replique noticias que puedan ser falsas.
-Trate de ser ecuánime y mantenerse centrado en medio de situaciones caóticas que solo apelan a su emocionalidad.
-Recuerde que se trata de una guerra psiológica con armas muy refinadas, no caiga en la trampa.

Kenia Lugo de Contreras
keniakali@gmail.com


LA GRAN MENTIRA

Por R. Alirio Contreras
alirio.contreras@gmail.com
El término “post-verdad” fue escogido como la palabra del año 2016. Como fenómeno se sustenta más allá de la veracidad de las noticias, en la sensación que estas provocan. Una idea propia sustraída de las estrategias del marketing que apela a técnicas de persuasión psicológica, muchas de ellas tomadas de las teorías de Sigmund Freud por su sobrino, Edward Bernays, considerado el padre de la publicidad. Pero el principio por el cual se constituye la publicidad tiene mucho que ver con el concepto de la post verdad, en vista que apela a la “sensación” que provoca el mensaje.
La referencia a las emociones que el concepto de la “post-verdad” pone sobre el tapete, encuentra un claro ejemplo en el manejo de las redes sociales. En ellas, la veracidad de los hechos se sustituye por las emociones que una noticia provoca en los seguidores de esas redes. Mueve entonces la emocionalidad, se multiplica y replica aquello que nos identifica desde nuestra posición.
En este sentido, basta con crear una noticia falsa, que impacte en la emotividad de los receptores, para que eso sea suficiente para formar opinión pública sobre el tema. En nuestro país sucede mucho, especialmente en los escenarios actuales de confrontación política, en los que cualquier hecho se distorsiona o se crean “hechos” que se enmarcan en un contexto irreal, pero que logra movilizar las emociones de los receptores en un sentido. Es, como decíamos, parte del principio de la publicidad. A uno le colocan frente a la televisión o en un afiche una imagen de una hamburguesa junto a un refresco chispeante, sabemos que cuando vayamos a comprar al restaurante no vamos a encontrar nada parecido a lo que vimos en la publicidad, pero el mecanismo de engaño a nuestros deseos está activo, y la sensación y emoción que nos provoca nos hará dar por sentado que en ese restaurante vamos a satisfacer el deseo que nos estimuló la imagen.
Esto nos lleva a afirmar que vivimos en una era de falsas noticias, que arrastra las emociones de la gente en función de temas específicos, que crean matrices de opinión y en consecuencia moviliza masas en busca de un objetivo determinado, de acuerdo a los intereses de quienes promueven este tipo de “hechos”.

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